Descubriendo la Esencia de la Variedad Tinto Fino en la Ribera del Duero

La Ribera del Duero es hogar de una variedad vitivinícola única: la uva Tinto Fino.

Se considera un clon de la Tempranillo, originaria de La Rioja, que con los siglos su ciclo vegetativo se ha adaptado perfectamente a las condiciones medioambientales de la región, a excepción de las temibles heladas de primavera. En este caso, y contradiciendo el significado de su nombre riojano, la vendimia puede atrasarse hasta bien entrado el mes de octubre, y de este modo favorece unas concentraciones de azúcar medio-altas.

En nuestra bodega, Dominio Romano, nos enorgullecemos de trabajar exclusivamente con esta variedad, que encuentra su máxima expresión en las tierras privilegiadas de nuestra región. 

La historia de la Tinto Fino se entrelaza con la propia historia de la Ribera del Duero. Sus raíces se remontan siglos atrás, cuando los primeros viticultores de la región comenzaron a cultivar estas tierras áridas y desafiantes. Fueron ellos quienes descubrieron el potencial de esta variedad para resistir las condiciones extremas del clima y los suelos de la zona, convirtiéndola en el pilar de la viticultura local.

El corazón de nuestra tradición vinícola

La Tinto Fino es la columna vertebral de nuestros vinos y el alma de nuestra tradición vinícola. Adaptada a su clima extremo y sus suelos únicos, esta cepa ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en una variedad emblemática y distintiva. Durante años en Dominio Romano hemos observado diferencias entre la Tempranillo y la Tinto Fino:
  • Los granos de la uva de Tinto Fino son más pequeños, tienen un diámetro menor, y el racimo es más suelto, lo que permite una gran aireación de la uva y una muy buena madurez fenólica. 
  • Su rendimiento es muy inferior al Tempranillo, los granos están menos compactos, y gracias a ello conseguimos vinos más concentrados, con mucha potencia aromática y llenos de personalidad. 
  • La morfología de las hojas y sarmientos es distinta.

La esencia del terruño en cada copa

Lo que hace que la Tinto Fino sea tan especial es su capacidad para reflejar fielmente las características del terruño donde se cultiva. Desde sus bayas pequeñas y compactas hasta sus racimos de forma cónica, cada detalle de esta uva contribuye a la creación de vinos con carácter.

En los viñedos de Dominio Romano, la Tinto Fino se cultiva con un cuidado meticuloso y un profundo respeto por la naturaleza. Conocemos cada cepa, cada rincón del viñedo, y trabajamos en armonía con el entorno para garantizar que cada uva alcance su máximo potencial.

El carácter de la Tinto Fino se revela plenamente en nuestros vinos, donde se fusiona la elegancia con la potencia, la complejidad con la frescura.

Cada sorbo es un viaje sensorial a través de los paisajes y la historia de la Ribera del Duero, una celebración de la autenticidad y la pasión que impregnamos en cada botella que elaboramos.

Para nosotros, la Tinto Fino es mucho más que una variedad de uva; es el vínculo que une el pasado y el presente de la Ribera del Duero, el hilo conductor que conecta la tierra con el paladar. 

En Dominio Romano, trabajamos únicamente esta variedad elaborando vinos que cuentan la historia de nuestra región y llevan consigo el legado de generaciones de viticultores.